miércoles, 11 de marzo de 2009

Niños de la guerra

Desde niña me ha costado perdonar. si alguna de mis hermanas me hacía algo, quedaba en mi mente y me costaba comprenderlo. lo que permitía acelerar el proceso era que ellas vinieran y dijeran "si vos, la cague, pero, perdoname pues", el que ellas reconocieran que habían hecho algo contra mi, permitía que me relajara y posteriormente las perdonara. obviamente no se trataba de nada grande, un juguete arruinado, un libro rayado, un novio enojado, una blusa manchada...
Perdonar incluye que se pueda reconocer la culpa de alguien, si no, ¿a quien perdono?.
He pensado en estos días en los niños de la guerra, a algunos los conozco de cerca.
No son realmente como los de la segunda guerra mundial, son huérfanos, que, en su mayoría, aún no comprenden, a pesar de que son adultos, la razón por la que sus demandas son ridiculizadas, burladas y acalladas.
Sé que no puedo comprenderlo, porque mis padres aún están vivos y nunca he tenido que vivir con el sambenito de escuchar que mi padre (o madre) andaba en "babosadas", que era un criminal o similar sin que nunca me lo probaran.
La ridiculización y desacreditación es sistemática, en un programa de radio Mario David García decía que no le parecía que, nuestras calles tengan nombres de "supuestos" mártires y no de héroes, "Myrna Mack no es ninguna heroína".
De los cientos de jóvenes y adultos que conocí, buscando una explicación para la desaparición de sus padres y hermanos, hasta ahora sólo dos han recibido algo, y el precio no ha sido bajo.
No sé como será la vida de los hijos de desaparecidos, especialmente sin el consuelo de saber donde están, que pasó con sus huesos. Yo creo que hasta la imagen de las torturas vistas y leídas en cientos de libros y películas pueden tolerarse mejor con sólo saber que está bajo tierra, en paz, sin dolor.
Hasta para los más fieros criminales, cuando son condenados a muerte, aún en países sanguinarios, hay un momento para confesarse, y su cuerpo es entregado a una madre que, tal vez tenga que vivir con la certeza de haber criado a un asesino confeso, pero teniendo una tumba a donde ir a llorar.
La polarización del país sale cada vez que hay una de esas noticias, pasó con el juicio de Myrna Mack, los responsables o los que estuvieron a favor de los responsables, (porque, seamos sinceros, casi nadie estuvo "mirando", todos tomamos partido) gritan que es mejor que se quede todo así, que se pase la página, que se olvide todo.
Yo veo la portada de ayer del periódico, y miro a Alejandra que nunca conoció a su padre, apenas tenía un año o dos cuando él desapareció, ¿sería yo capaz de perdonar al asesino de mi padre?, ¿podría tolerar toda la basura y suciedad que se escupe contra él?, ¿podría ver a los policías que fueron "condecorados" por haber matado a mi padre?.
en este país nunca hubo presos políticos. las madres, esposas e hijos, al igual que en la novela "el señor presidente", recorrían morgues, sanatorios, y tenían que escuchar cosas como "se fué con la amante" y "era un criminal", sin que nadie probara esto.
dos juicios: el de Myrna Mack y ahora el de Fernando García. ¿cuantos hijos, hermanos, esposas y madres estarán esperando saber, al menos, cuando los arrojaron al mar?.

3 comentarios:

Miss Penny Lane dijo...

muchas personas seguimos esperando justicia.....

saludos seño

Anónimo dijo...

Hace unos meses yo vi un caso... hace cuenta casi 10 años despues de la "firma de paz"... todavía buscando instancias legales pidiendo exhibición personal... de una persona que tu lo lees y concluís que fue desaparecida...

La Corte Interamericana condena a Guatemala y ordena reparaciones, ¿como lo reparas?

un abrazote!

Patricia Cortez dijo...

Miss Penny: si, y esta no llega.
Becca: no hay manera de reparar, nadie te puede pagar una vida vivida de forma diferenta