sábado, 19 de julio de 2008

alboroto de lombrices

como practicante de un intento de Antropología de la salud, creo firmemente que no existen "creencias" sino que más bien se trata de conocimientos empíricos, muchos de los cuales tienen una base científica aún no descubierta.
el día de hoy, leyendo un periodico atrasado vengo a ver que una de las creencias más difundidas en mi país, la de la "bolsa de lombrices" puede tener una base científica real.
las abuelitas dicen que todos los niños tienen una "bolsa" de lombrices en el estómago, y que esta los protege de otras enfermedades, todos los niños "se tienen que llenar" de lombrices, para que estas los protejan, el problema es que a veces, esas lombrices se "alborotan" y enferman a los niños.
ahora que veo que un científico se ha infectado a propósito con Anquilostoma Duodenale, una lombriz que causa anemia, con la finalidad de acabar con sus alergias, y que este "tratamiento" se vende a un equivalente a 3,900 dólares, entiendo que tal vez no estaban equivocadas.
este parásito es temido en américa pobre, donde las familias viven con menos de un dolar diario, porque provoca anemia, es evidente que en los hombres que se han dejado infectar ( obviamente mejor nutridos, dado el costo del "tratamiento") estas lombrices no son sino beneficiosas. o sea que, de nuevo, no son las lombrices las "malas", sino que lo que mata es el hambre y las inequidades de este mundo.
de nuevo, un conocimiento tradicional se convierte en un buen negocio, tal vez en el futuro exportemos lombrices.

jueves, 17 de julio de 2008

tamagotchi

No he podido escribir, en realidad a veces tengo casi nada de tiempo para vivir, mucho menos para escribir.
En estas semanas he estado recordando algunos temas que me fueron muy queridos: la persistencia de la memoria, por ejemplo, el divino cuadro de Dalí que me recuerda que la memoria es caprichosa y que pasados los años eso que dolió, ya no lo hace y los nombres se funden y alteran.
Otro de mis temas queridos es la falta de oportunidades, me gustaría contarles de las chicas que fueron mis alumnas en el querido Cahabón, y que recuerdo porque sus futuros estaban ya vendidos cuando yo estuve allá, ahora deben estar cumpliendo con las fatídicas profecías, incapaces de dejar ese espacio y ubicarse en otro ¿mejor? No lo sé, pero tal vez más justo. Mientras le enseño a mi hijo como chupar los granos de cacao que sacamos de una “pocha” recuerdo a una de ellas y supongo que tendrá muchos hijitos e intentará dar clases en una escuela rural, tan lejos de la carrera de medicina que ansiaba estudiar.
Y el último, el que me recordó Lucía Escobar: la necesidad de que cada niño venga con todo el deseo de los padres, el acceso libre a métodos de planificación familiar porque, no vamos a negar que es rico coger, y tampoco vamos a negar que casi nadie coge pensando en que va a traer un niño al mundo, lo hace porque le gusta.

¿Porqué se relacionan los tres? Hace unos días me encontré, en dos momentos distintos, con unas niñas de 14 o 15 años cargando unos muñecos morenos. Parecían fastidiadas y cansadas mientras el resto se divertía ellas tenían que cargar aquellos muñecos robóticos a todos lados. Lloran, se hacen pis, hay que cambiarlos y tienen un chip que detecta si han sido cuidados “adecuadamente” o se les ha dejado llorar más de la cuenta.
Lo raro es que las niñas eran rubias, alumnas de colegios exclusivos que pueden pagar el servicio de los robotitos (que no es barato) y que, por supuesto, no tienen nada que ver con el color que escogieron los que pensaron que todos los chapines somos “iguales”.
Me gusta el asunto, pero no pienso que sea disuasivo. Las niñas “bien” se inician en las relaciones sexuales tempranamente, en mi experiencia dando clases conozco que ahora lo popular para mantener la “virginidad” es el sexo oral y anal. Igual se enferman o se contagian de sida, pero según ellas son “puras”.
Con las niñas del pueblo intentamos el juego del huevito, de donde se derivó el tamagotchi, un huevo verdadero de gallina que debe ser cuidado por las niñas durante 48 horas como si fuera un bebé, tampoco es disuasivo, pero de alguna manera las chicas comprenden que tener un niño no es un juego, intentar que el huevito no se quiebre y llevarlo a todas partes hace que lo piensen un poco más, hasta que llega el sacerdote y les dice que tomar la píldora o ponerse un condón es pecado y se dejan seducir por las promesas que les hace el noviecito de sacarlas de la miseria en que viven para “ponerles una casa” que luego no es lo que querían.
La vida es así, supongo, las niñas jugaran con muñecas hasta que les lleguen los hijos y dejarán sus sueños empacados en el cuadro de Dalí, poco a poco se diluirán como los relojes, inexplicablemente.
(Para esa jovencita que no llegó a ser doctora, y que me enseñó como se prepara el cacao antes de tostar. Supongo que será buena maestra y madre)

sábado, 5 de julio de 2008

viva la censura




todos los días me siento acosada por los cuerpos femeninos y masculinos, desnudos y semi desnudos que me saltan en la tele, las mega pantallas que ponen ahora en la calle o los "espectaculares" anuncios de licor en donde un par de tetas apenas cubiertas por un micro bikini sirven de "incentivo" para la ingesta alcohólica.


la cosa no se queda allí, las preciosas "edecanes" que venden desde chocolates hasta telefonos celulares aparecen en el centro comercial mientras mi hijo abre los ojos para verlas mejor.


o los shows de televisión, donde parejas en casi nada de ropa bailan reguetón simulando actos sexuales de cualquier tipo y letras de canciones que dicen " la moda ahora es la felación" y "el beso en la boca es cosa del pasado".


no es que sea mojigata, la cuestión es que hoy en el periódico, muestran el desaparecimiento de una intervención que realizó un artista dibujando las siluetas de dos perros copulantes en el centro histórico, en un edificio también histórico. ayer fueron borradas, luego de que, por la mañana, la foto saliera en el mismo medio impreso.


me imagino al alcalde escupiendo su omelette mientras se atragantaba con la "obscena" imagen de los perros copulantes y ordenando un poco más tarde borrarlos de un tajo. precioso por medieval.


claro, las megapantallas, las edecanes, los bailarines de reguetón pueden estar tranquilos, para ellos no hay censura, después de todo, quienes los contratan, son los dueños del pisto...


imagen: elperiodico.com.gt


miércoles, 2 de julio de 2008

tomates asesinos

No es la película, es solamente el hecho de que el gobierno norteamericano todavía no sabe si en realidad los tomates son los causantes del “brote” de salmonelosis que ha infectado a cientos de personas.
En mi pobre formación, tengo entendido que para poder comer los tomates hay que LAVARLOS y que, obviamente, la higiene de los preparadores de alimentos debe ser completa. Pero cuando los gringos se portan shucos, de alguna manera culpan a los “del tercer mundo” de sus enfermedades.
Cada vez que escucho cosas como los que se envenenan porque deciden cocinar un pavo congelado DIRECTO DEL CONGELADOR, o que no lavan la verdura, porque eso debe hacerse en el lugar donde se cosecha me parece que cada vez son más haraganes y se volverán más gordos.
El caso es que el daño está hecho y los tomates mexicanos se han vuelto responsables de muertes provocadas en realidad por la haraganería, la falta de higiene y otras cosas que no vienen al caso.
La salmonelosis ocurre cuando se ingieren restos de materias fecales, así que, en buen chapín, hasta los gringos comen mierda.

martes, 1 de julio de 2008

La música triste de la marimba…




Desde que vivo en la capital de Guatemala, me he dado cuenta de la dificultad, que linda en la incapacidad que tienen los capitalinos de comprender a la gente que viene “del interior”, la amalgama de la metrópoli cobija entre sus redes a cientos de expresiones culturales, pero en el fondo todos sueñan con huir de todo y alejarse de la realidad.
La marimba es una de las más vilipendiadas en la capital, no importa que existan bailes de marimba casi todos los meses en hoteles o en Guatemala musical, de cualquier forma la marimba es vista con desprecio y la frase “hubo marimba” tiende a describir una fiesta aburrida, o “de la indiada”.
No soy nacionalista ni nada que se le parezca, sin embargo tengo una relación especial con la marimba, porque su sonido y sus características me colocan en el lugar de la tierra donde nací, aunque se oiga cursi.
Mi padre ha escuchado marimba siempre, y la radio con música de marimba eran el complemento perfecto para el almuerzo que tomaba corriendo porque tenía que volver al colegio. Eso en mis primeros años de colegio.
Cuando estaba en primer año básico, como no era muy atlética, acepté el reto que nos lanzó el maestro de educación física y me presenté al centro deportivo de Cobán, según yo, a jugar basket. Luego del consabido rechazo me dirigí al primer piso del edificio, donde había un grupo de niños con guitarras.
Ese fue el principio de dos años de rondalla, aprendí a tocar la mandolina y sacábamos todo el repertorio de marimba con instrumentos de cuerda pulsada, maracas, panderetas y castañuelas y hasta teníamos programa de radio en la municipalidad. Entre la música que aprendí están “la trece calle” que, increíblemente, es igual a la música que tocan en bob esponja, sin que nadie (que yo sepa) alegue por los derechos de autor.
La marimba se mantuvo tapada por 6 meses, luego de eso empezamos a pedir aprender a tocarla, los más pequeños usaban unas latas de leche para alcanzar el teclado. No voy a decir que lo hago bien, si mucho toco “linda Kelly” y el vibrato me sale pésimo, se necesitan manos de ángel para hacer vibrar las duras teclas de madera.
Pero aparte de tocarla, la marimba me huele a pino machucado, a bailes apretados y temblando, a fingir que no ves los ojos de tu compañero o a admirar a esa pareja que tiene 50 años de casados y se deslizan por la pista con la gracia de bailarines de tango, y ella parece flotar entre sus brazos.
También me recuerda meter el codo para que no te aprieten de más, las copas de champan y la mamá de la novia emborrachada y bailando o al borrachin del pueblo que intenta bailar “fiesta de pájaros” con una confundida señora que no encuentra como safarse de él.
Me suena a carreritas alrededor de la marimba, a travesuras, en fin, a fiesta.
Nunca la he escuchado triste, aún el son más calmado o el danzón apretado huelen a fiesta. Si bien no es tan alegre como el vallenato o tan rápida como el joropo o tan sensual como la cumbia. Mi marimba es como yo, tímida, apocada, india encadenada que no llora, pero que tampoco sabe como celebrar esa falsa libertad.
La marimba tiene la dignidad de Manuel Tot, encadenado.