jueves, 19 de junio de 2008

Se han visto muertos acarrear basura…

Supongo que el post anterior inflamó los ánimos de los que siguen pensando que son los dueños de la verdad absoluta. Yo en realidad, no considero que un grupo social o religioso en particular pueda definir que está bien y que no lo está en un contexto como el que vivimos.
Para muestra un botón: En china la gente está culpando de las tragedias a la elección de mascotas para la olimpiada.
Antes que los cristianos ataquen a los infieles, permítanme recordar las diez plagas de Egipto y las innumerables ocasiones en que alguien, (yo sé de que hablo porque me lo dicen a cada rato) se refiere a las enfermedades de otro con la frase “saber que estará pagando”.
Independientemente de si vamos o no a “cambiar a los infieles” (bien sabemos que es el gérmen de los cientos de guerras religiosas), lo que es necesario es fijarse en la necesidad de entender que el animismo es uno de los elementos comunes a la mayoría de religiones del mundo.
Y como dicen en mi país “se han visto muertos acarrear basura”, lo que implica que es imposible definir donde termina la intervención de las “fuerzas no humanas” cualquiera que sea la definición que hagamos de ellas

miércoles, 18 de junio de 2008

Mi pequeño.

Había dudado escribir sobre él, porque no me gusta ponerlo en frente de la gente para lucir sus “gracias”. Pero últimamente me ha dado mucho en que pensar.
Explico (aunque no haya porqué), que no ha sido educado “tradicionalmente” y uno de sus juguetes más preferidos en su primera infancia fue una cocinita con trastecitos. Ya escucho a todas las señoras que me acusaran de volverlo quien sabe que, pero en fin, ha salido de eso.
Su habilidad para comprender las cosas me deja muda. Ya a sus 4 años sabía que no todas las personas tenían un mismo dios o ser supremo al que adorar, y él prefiere el cristianismo pero no sin críticas, le gusta saber de otras mitologías, la griega, la maya, la egipcia, la hindú y comprende que esos dioses tienen sus propios seguidores.
Ayer una amiga me preguntaba que pensaba yo acerca de la espiritualidad Maya, pues he asistido a ceremonias, conozco mi nahual y me ha permitido comprender algunas cosas de mi vida, pero yo no dejo que ninguna religión dirija mis pensamientos.
Cuando mi pequeño pregunta “¿Cuál es el dios de Panzós?” no voy a decirle que el mismo que él tiene, ni tampoco a venderle el dios único, porque en algún momento conocerá a un japonés cuyo panteón tiene cientos o se topará con un hindú y no puedo venderle el odio de creer que su verdad es la única que existe, o la tristeza de intentar convencer a un vecino que no desea ser convencido. Del reconocimiento de la diversidad, así lo veo yo, nace la paz del alma. No buscar que los demás sean o piensen como nosotros, sino dejarlos ser como son, eso es el respeto.
Por otro lado, su afición científica es inmensa y lee o busca información, así que no me asusté tanto cuando se quejaba de la historia de la creación diciendo que “acaso ellos no han escuchado de la teoría del Big Bang?”.
Para mi no es herejía, es su realidad, una realidad en la que algunas veces ha asistido a la universidad a mis cursos ( a sus 8 años), es la realidad de que sus abuelas no tienen la misma religión y no puede odiarlas por eso, es que en Panzós y El Quiché asistió a ceremonias mayas y no puedo decirle que eso es idolatría, porque no soy quien para afirmarlo, es también la realidad de que sabe que el mundo no termina en su colonia ( ni empieza allí) y que del otro lado de la cerca hay gente distinta que no tiene porqué pensar como él.

viernes, 6 de junio de 2008

el trauma de la super mujer

estoy con una gripe de campeonato, no sé cuando fué la última vez que tuve una gripe como esta, supongo que sería cuando mi compañero de vida fumaba todavía y el humo me mantenía irritadas las mucosas.
en realidad entiendo esta gripe, mi cuerpo ya no daba más y es que el síndrome de la super mujer ha hecho presa de mi este año y ya era hora que me tomara una tarde completa para dormir y delirar de fiebre en la soledad de mi cama, sin nadie a mi lado.
la super mujer es un ente de nuestro tiempo: quiere familia y carrera y quiere que ambas sean completas.
yo por ejemplo, me debato entre la mujer profesional que soy, ahora en un cargo de bastante responsabilidad y trabajo, la escritora frustrada que escribe en el blog, la que escribe cuentos y poemas (en este semestre casi semanalmente), o revisa el trabajo de otros, lee literatura que le interesa (a veces directamente en pantalla), colabora con estudiantes universitarios, estudia una maestría, termina una investigación, es madre de un niño y por lo tanto revisa deberes todas las tardes e intenta responder las dudas del niño, se ocupa del lavado de la ropa ( la limpieza, por suerte, la hace otra persona), cocina ocasionalmente y no hace nada más porque supongo que ya es suficiente.

si no se cansaron con la descripción de mis oficios, no les pienso hablar de mis necesidades, pero pues, el cuerpo dijo: "hasta aqui mamita" y a partir del martes ni siquiera logro ver televisión sin quedarme dormida, en la pantalla he estado chateando, porque leer, escribir o revisar textos no puedo.
el sindrome sin embargo, me hace pensar que aún todo eso no es suficiente y que mi hijo y mi compañero necesitan más de mi presencia, aunque esto signifique sumar más cargas a mi ya pesada vida laboral. la verdad es que, aun con todo eso, todavía veo la expresión de envidia de la señora que hace la limpieza cuando el miercoles me encontró durmiendo a pierna suelta, (muy afiebrada) en pleno día, ha de haber pensado que como mujer profesional soy afortunada de poder descansar de esa manera, aunque sea propiciado por la gripe.