miércoles, 22 de octubre de 2008

no soy heróica, ni mucho menos...

escribir sobre mi experiencia rural, a 10 años de haberla tenido, es una forma de exorcisar esos fantasmas que todavía me rondan y que me hacen meterme en el análisis nacional y la propuesta, en lugar de regresar a atender a unas pocas gentes, ahora le apuesto a la formación de nuevo recurso humano que pueda aprovechar mi experiencia. además de intentar explicar por qué eso del juramento hipocrático es una gran falacia (por no decir paja) con la que se intenta explotar a gente que, de alguna manera, es útil y sirve a los demás.
uno de mis primeros choques fué el nivel de demanda del centro. yo estaba acostumbrada a trabajar aquí, donde la demanda es enorme, pero, supuse que allá la cosa sería menor.
trabajando por "número" se daban un promedio de 30 consultas diarias por médico, cuando llegué eramos 3, uno de ellos se fué al mes porque estaba "prestado" de otro lugar, entonces, a veces eramos 2 y cubríamos a 60 gentes, cuando estaba sola, la enfermera cubría a las otras 30 personas.
pongámoslo en horas: de 8 a 12 y de 14 a l6 atendíamos a 30 personas. o sea casi 4 personas por hora, lo que implica menos de 15 minutos por persona.
algunas veces veíamos 23 personas en la mañana y 12 por la tarde, o sea más de 30.
lo complejo era la traducción, había que traducirlo todo, hasta que logré hablar en qeqchi mas o menos fluido ( o por lo menos entender)
mi primer choque con los ladinos del pueblo se dió a la semana de estar allá.
la traductora llegó a decirme que "doña fulanita" estaba allí. mi reacción fue responder ¿y a mi qué?, hasta que el aviso se repitió 3 veces y le dije a la mujer ¿y que quiere?, la respuesta: pasar a consulta. de nuevo pregunté ¿y no sacó número?
me vió como si yo no supiera que lo natural era que los ladinos "importantes" del pueblo no sacaban número, sólo pasaban, eran dueños de tiendas, de comedores que creían que nosotros teníamos la obligación de dejarlos pasar antes que a los "naturales", sólo porque eran "ladinos".
esa vez yo estaba sola y le dije "a menos que se trate de una emergencia, tiene que esperar o venir temprano por su número, o pasar con la enfermera"
la mujer me dijo: dice que es una emergencia porque hace 7 días que tiene dolor de cuello y no se le quita y que no quiere que la vea la enfemera. bueno, le dije, entonces no es una emergencia y tendrá que esperar a que atienda a las personas que sí vinieron temprano.
mientras salía a traer una medicina, escuché a la mujer decir "tanto que se preocupa por esos indios, ni que ellos le estuvieran pagando", me enojé y le dije: usted tampoco me está pagando, me paga el gobierno, y mi obligación es atenderlos a todos por igual.
la mujer se fué y dijo que iría a buscar a otro lado, obvio que, como no había médico hasta el pueblo cercano (lanquín)por la tarde regresó y pidió su número como cualquier persona.
ese choque racial era también evidente en el personal, la enfermera jefe, que era indígena, tenía choques de autoridad con los que no lo eran y la veían como inferior. incluso, en una ocasión, cuando llegamos a una capacitación que daba un organismo internacional, en Lanquín, el gerente del hotel se extrañó de que yo quisiera compartir la habitación con "ella", cuando él (que conocía a mi familia en Cobán) me estaba ofreciendo una habitación individual y preferente y casi pretendía mandarla a dormir a la cocina (aunque fuera estudiante universitaria de licenciatura).
el otro médico nunca hizo ningún intento por aprender el idioma, para él la gente debía ser la que aprendiera el castellano, aunque le costara entender y no siempre hiciera buenos diagnósticos, para el no había necesidad de tratar de cambiar lo que siempre había sido así.

3 comentarios:

el Kontra dijo...

Hola Patricia, creo que más que de héroes y heroínas, nos olvidamos a veces que el trabajo "sucio" de otros es lo que nos mantiene bien. No sé, me es imposible ponerme en yus zapatos, pero la gente llega esperando que los atendas sin tomar en cuenta las largas horas y el gran sacrificio. Yo fue, lamentablemnte, hasta que salí al extranjero que empezé a tomar más en cuenta el oficio de los demás.
Por otro lado lo del reacismo es algo vergonzoso y que nunca se ha tratado a fondo, desde niños lo traemos muchos de nosotros pero tampoco nos tomamos la molestia de corregirlo. Tús últimos posts han estado muy buenos. Saludos.

Fernando Ramos dijo...

Patty, te comparto un mi poemita.

Nosotros no lo quisimos así
fue la vida
la que nos hizo ser imprescindibles.

Fernando Ramos

PD. yo borré el comentario anterior

Patricia Cortez dijo...

Gracias Kontra, el problema es que el de abajo se llega a cansar de sostener la pirámide.
Fernando: me gusta el poema ¿es nuevo? de veras me gusta.