jueves, 23 de octubre de 2008

encontrar al otro

todo ese discurso de la "otredad" se complica en la realidad. encontrar al otro adentro mío fué lo más complicado. mi padre es indígena, pero mi abuela dejó de usar el traje hace muchos años. un intento mío por recuperarlo me llevó a entenderla, el dolor de ser diferente y ser tratada diferente es duro y tal vez no todos podemos hacerlo.
llegar allá me hizo conciente de mi otredad, en formas distintas. yo era el otro, pero al mismo tiempo no lo era. yo creía ser igual y era tratada diferente, de la misma forma no era igual.
le tenemos demasiado miedo a lo diferente y yo tuve que vivirlo desde muchos ángulos.
había estudiado antropología y ese era mi tema de estudio en ese tiempo, todo mi tiempo libre disponible lo invertía en leer, básicamente antropología e historia, pero aún así, mis practicas se alejaban de la gente. a pesar de eso lo intentaba diariamente. aprender y no intentar enseñar, dejaba entrar a las comadronas (lo que me generaba críticas del personal y los colegas)tuve que leer mucho para comprender la mística de la placenta y tomarlo en cuenta, pero al mismo tiempo, encontré que muchos intelectuales se aproximaban al fenómeno cultural desde lejos, sin tocarlo intentando entender lo que no habían vivido, teóricos de grupos focales y entrevistas sin la vivencia en campo y por el otro lado, los profesionales de la salud menospreciaban las tradiciones y las consideraban "atraso y peligro".
una mañana llegó una mujer que me convenció de lo duro que es temer a lo diferente. tenía una psicosis post parto. no me avergüenza decir que yo estaba preparada. mis estudios antes de viajar allá incluían antropología, psicología, psiquiatría y medicina. no era una improvisada y muchas veces me han dicho que podría cobrar bien dadas mis habilidades pero no me interesaba. llegar a Cahabón, si bien fué egoísta (intentaba pagar mi deuda con la población y cumplir con la misión revolucionaria: ver la injusticia e intentar subsanarla, callar mi "conciencia") como una misionera, tenía un reto importante en involucrarme con la gente.
la mujer iba amarrada por 6 lazos, 6 hombres la llevaban como a una res y ella se resistía e intentaba morder.
sólo me acerqué y utilicé las técnicas que conocía bien y la mujer se calmó, no podía hablarle todavía en su idioma, pero la desaté y la entré de la mano, casi abrazada.
tuve que improvisar medicamentos, casi no había, pero la mujer salió de la crisis y se dedicó a ayudar a las enfermeras, un par de semanas más tarde regresaba a casa con un marido asustado que aún le temía.
crear el mito de una "doctora que entiende" no fué difícil, en otro momento una mujer llegó apurada en el 6to mes de gestación, de alguna manera mis manos sabían como reacomodar a un feto que comprime el nervio y provoca dolor, ella llegó apurada porque sabía que me iba al día siguiente y yo "sabía sobar" y ella, ladina, le tenía miedo a las comadronas.
de ninguna manera intentaba ser la mágica mujer blanca que sabe la ciencia, pero el abrirme a otras posibilidades me volvía mágica, porque era "diferente", hablaba de ojo, sabía de caídas de molleras, entendía los empachos y "sobaba" embarazadas, nada de eso era mágico, simple y sencillo conocimiento. simple investigación.

3 comentarios:

el Kontra dijo...

Definitivamente si queremos conocer mejor otras costumbres o tradiciones hay que procurar de ponernos en los zapatos de los otros, tal vez no del todo lo comprendamos pero eso ayuda bastante para acercarse más a las personas.
Este post demuestra que no es así nomás la cosa y que no solo en la medicina sino que en otros campos es necesario saber de otras disciplinas.
Saludos

Nancy dijo...

Patricia, cuánta enseñanza y cuánta humanidad hay en cada palabra de este post. Es tan cierto lo que dices. Yo trabajé en un organismo internacional que trabajaba con población desarraigada, repatriados, etc. Qué lejos se colocaban de su objeto de estudio. Trasladando tu ejemplo en la medicina al periodismo, me hizo recordar la vida y obra de Ryszard Kapuscinski (ahora no recuerdo bien cómo se escribe). Era un periodista polaco que cubrió guerras, revoluciones, etc. A diferencias de los otros, él no llegaba, preguntaba y escribía. Él vivía dentro de las poblaciones como uno más (supongo que debe haber experimentado las diferencias que comentas) pero sus reportajes eran profundos, humanos y con una visión desde dentro. Ya sé que no es lo mismo, pero es distinto. Y eso hacía la diferencia.

Patricia Cortez dijo...

Estimados Kontra y Nancy, no es mi intención sentirme superior por esto, en realidad se trató de una cadena de circunstancias que me pusieron en ese lugar, con los conocimientos necesarios, al final, en mi vida siempre he logrado que lo que aprendo me sea útil.
gracias por los comentarios