jueves, 9 de septiembre de 2010

El Espejismo de las Graduaciones

Dice Silvia Tejeda hoy mismo en el periódico, hablando de las graduaciones de enseñanza media: "Son actividades que, después de permitirnos un suspiro de alegría, inmediatamente nos obliga a pensar de dónde tendremos que sacar la plata para pagarle los estudios universitarios a todos, o que si les habremos inculcado el suficiente valor para que tengan las agallas de inscribirse en la pública".
Aparte de una serie de pensamientos acerca de ese proceso de desengaño que sufren los padres que, igual que nosotros, hemos invertido cientos de miles de quetzales en una educación que termina no dando oportunidades reales de trabajo para los jóvenes recién graduados.
Aunque Silvia Tejeda asume que las graduaciones eran menos rimbombantes en el área rural, esto es falso. Para la mayoría de jóvenes rurales esa es la "suprema graduación", ya no hay nada más luego de eso, porque los padres asumen que con "el título" de secundaria es suficiente. El rechazo a estudiar bachillerato se origina en que esta "carrera" no tiene mercado, y se trata de un "diploma", hay que sacar un título, algo que suene bonito, que parezca novedoso aunque realmente no tenga mercado ni sea real. Las fiestas de graduación de provincia eran apoteósicas, no ordenadas tal vez, en los institutos nacionales se alquilaba el mejor salón del pueblo y se contrataba marimba y disco, aunque cada familia llevaba la comida para "sus invitados", siempre implicaba un gasto y en otros casos se hacían varias fiestas de los que podían pagarlas.
Ese lujo implicaba que la familia aceptaba que "hasta allí llegaba" no había más, el que quería seguir tenía que buscar los medios, venirse a la capital a intentar la universidad.
Para las familias capitalinas, especialmente aquellas que pagan colegios, lo "normal" es considerar esto un paso para la universidad, "uno de muchos" dice Silvia Tejeda, y es decepcionante ver que el presupuesto no da para pagar una universidad privada con todas las ventajas que los chavitos han tenido: transporte seguro, libros, materiales y apoyos, clases privadas para adelantar o corregir y garantizar la diversión a la que están acostumbradas.
Dice Silvia que esperaría haber "inculcado el suficiente valor para que tengan las agallas de inscribirse en la pública" y entonces, me doy cuenta que no estamos tan alejadas en el pensamiento: necesitamos una universidad diferente.
Mientras trabajé en Landivar me llamó la atención los "botones de pánico" aunque el campus es casi un tercio del tamaño del campus central de la USAC, no hay seguridad y muchos chavos han sido asaltados dentro del campus ¿de que agallas hablamos?, tolerar los espacios saturados, las clases llenas o es el tema de los docentes malos y acomodados.
Gracias a Silvia me doy cuenta que la mayoría tiene las mismas dudas ¿que va a hacer mi hijo cuando tenga que entrar a la universidad?, la diferencia es que yo insisto en que la educación superior debe ser gratuita y que los jóvenes deben aprender a pensar, más que a obedecer.
Las graduaciones de secundaria si son un espejismo, porque no ofrecen realmente una oportunidad, es sólo una parte, en tanto la educación superior siga siendo gratuita, esa graduación dejará de ser una celebración sin fondo.

2 comentarios:

Angel Elías dijo...

Mi estimada Patty, tus comentarios siempre acertados. Aunque agallas pra entrar a la púiblica??? no es un tanto exagerado... llegué del área rural a la capi... dicen ustedes, pero tampoco era un nido de ladrones o asaltos constantes. Paranoias capitalinas. Fui preparado mediocremente en la secundaria, pero la universidad, bueeeeno realmente fue su bibliioteca la que me formo casi en la totalidad.
En el área rural alcanzar un titulo realmete es importante... trabajo con familias de escasos recursos y esperar que sus hijos salgan del campo empieza ese día. algunos lo logran otros, no tanto. Yo sigo aca en el pueblito... y no tuve anillo de graduacion. ahhhh y soy bachiller jejejeje

Patricia Cortez dijo...

yo también soy de pueblo Angel