viernes, 28 de mayo de 2010

28 de mayo...

El 28 de mayo es el día de la toma de acciones en pro de la salud de la mujer, en ese sentido, se habla mucho de los derechos sexuales y reproductivos y como estos han sido manipulados y alienados.
Cuando se habla de derechos humanos, no falta el ignorante que hace gala de su sapiencia indicando que "solo sirven para dejar libres a criminales", y que a esos "no se les debería proteger". Los Derechos Humanos son uno de los más grandes frutos de la sociedad e implica el reconocimiento que las diferencias, son construcciones sociales y no "verdades innegables".
El tema de "derechos sexuales y reproductivos" va mucho más allá de la decisión personal de cómo, cuando, con quien y por que tener relaciones sexuales, también implica el derecho a no tenerlas. De la misma forma en que se considera necesario garantizar que las mujeres no sean forzadas a tener hijos en contra de su voluntad o, porque la sociedad considera que su máxima realización es parir, también, se reconoce a través de los derechos sexuales y reproductivos el derecho de aquellas que son consideradas "no aptas" para tener hijos.
¿ejemplos? la limitación que se hacía antes de la reproducción de las niñas con algún retraso mental, siempre sin su consentimiento y ahora, la limitación de la oferta reproductiva a mujeres VIH positivas, a las que se considera, no aptas para ser madres.
La educación Sexual, el gran coco de los curas y otros retrógrados, no "aumenta la posibilidad de experimentar la sexualidad" por el contrario, al tener información veráz y precisa, los y las adolescentes pueden decidir por si mismos si están o no preparados para enfrentar estas responsabilidades.
La educación integral en sexualidad, no implica únicamente la genitalidad, esta, de cualquier forma, se abrirá paso en la evolución del joven, es más bien una educación que parte del concepto de derechos y que permite ver como me construyo como persona y cuales son mis responsabilidades.
Los condicionantes religiosos están bien para las iglesias, pero no pueden generalizarse, no es lo que yo busco y no pueden obligar a un estado laico a retomar valores religiosos que no son, de ninguna manera, universales.
Es tiempo de sacar los rosarios de nuestros cuerpos, y ponerlos en su lugar: La Iglesia, donde cada uno decide si quiere entrar, o no.

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