lunes, 1 de marzo de 2010

Las Paces.

He estado leyendo a algunas blogueras, cuentan lo dificil que se les hace entender a sus madres, e incluso quererlas.
Yo me pelee con la mía a muy temprana edad, a los 17 años mi madre me obligó a inscribirme en medicina, me dijo hasta de que me iba a morir y, por la paz mundial, decidí hacerle caso e inscribirme en la universidad.
Por 2 años completos no le dirigí la palabra, hacía lo posible por no viajar a Cobán, la ventaja es que podía inventar cualquier cosa y no ir, todavía 3 años más nuestra relación fué únicamente de hola y adiós. Escuchaba que mis hermanas le contaban de sus romances y sueños, yo lo único que quería era graduarme, tirarle el título por la cara y volver a estudiar lo que yo deseaba.
Creo que los peores años fueron cuando mis hermanas comenzaron a casarse, yo me había convertido en una segunda madre para ellas y supongo que se sentía celosa, yo hacía cosas que ella jamás había soñado, un par de relaciones escandalosas y un intento de vida en pareja y vi sus reacciones: me regaló una máquina de coser, claro símbolo de lo que ella siempre me había dicho "no vas a acabar la universidad, te vas a casar".
Me casé por complacer a mi padre más que a ella, y volví a la universidad a una carrera humanística, ya sin el yugo materno con mi pareja hicimos toda la vida bohemia que siempre había deseado, huelga de dolores y todo, creí que iba a ser un escándalo pero al contrario un día me contó algunas historias de su paso por la universidad y comenzamos una extraña relación de hija-adulta/ madre.
Nunca imaginé las cosas de su vida que terminaría conociendo, sus dudas, sus temores, sus dolores y sus miedos.
Los psiquiatras y las feministas han intentado explicar esa extraña relación madre-hija, nosotras hacemos todo por complacerlas y es imposible, porque la imagen idealizada que ellas fraguaron de su princesa... ya ha pasado de moda.
Creo que entiendo que le duela todavía que yo me hubiera negado a una "gran boda" y que todavía no entiende porqué he dejado la práctica clínica que nunca me gustó, por un ámbito más amplio de investigación que ella no comprende, yo no soy como ella me soñó y nunca lo seré y cuando al fin ambas entendimos eso, creo que llegamos a un acuerdo, pero no soy su hija en el sentido antiguo, ese papel todavía lo tienen mis hermanas.
Mi madre, como todas las demás de su generación, es una cuidadora, una mujer que se obliga a si misma a ser guardiana de "la norma" (aunque en su tiempo ella la haya transgredido) le importa demasiado el "que diran" (precisamente porque alguna vez no le importó) y nos presiona a sus hijas a ser como "se debe", aunque luego tiene que cambiar de opinión, porque ya comprendió que la historia ha cambiado.
En algún momento de mi vida me convertí en yo y dejé de ser una extensión de ella, en algún momento decidí no cumplir sus sueños:  no voy a descubrir la penicilina ni a ganar un nobel, pero cada vez entiende más lo que hago e intenta no juzgarlo. debido a que hemos hablado mucho, puedo ser yo misma enfrente de ella, decir lo que pienso, ser atea, tener amigos gays, porque yo sé que todo eso estuvo alguna vez en su vida y que su negación no es más que lo que el feminismo entiende como la reproducción social: mi madre, como todas las madres, intentará con todas sus fuerzas mantener el estatus quo de hombres y mujeres, y eso significa que tratará de forzarnos a ser "mujeres completas" no importa lo que se entienda por eso, y la veo luchar contra eso e intentar comprender las formas de vida que cada una de nosotras ha adoptado, la mayor parte de las veces sin éxito, pero también ha visto los cambios que hemos provocado en mi padre y en como él también hace un esfuerzo por mantenerse al día y eso hace que ella quiera ser diferente.
Aunque ahora sé que no le gustan mucho mis libros y mis cuentos, que se siente ofendida por algunos de mis escritos, que no aprueba mis formas de vida, aunque se cuida mucho de no decirlo, no necesitamos pelear a estas alturas. Lo que nunca recuperé es su consejo, no puedo pedirlo, no estamos en la misma sintonía, es una amiga pero no podría preguntarle que hacer, porque sus códigos no son los mismos que los míos y cuando me los da, sin pedirlos, los dejo pasar, sin reñirle, sin decirle "es mi vida" porque sé que ella sabe que es mi vida y que se mete, por costumbre.
hace unos años pasé toda la noche en vela al lado de su cama, la veía tan frágil como he visto a tantos enfermos, comprendí que es mayor y que algún día no estará, entonces pienso que me va a hacer falta a quien llamar para preguntarle como se llama ese árbol que vimos en la carretera (parece botánica sin serlo) o me hará falta que me llame para quejarse de mis hermanas, mi padre o mis sobrinos, entonces recuerdo que pasé casi 6 años sin hablarle, que bien que pude recuperar el tiempo.

5 comentarios:

Wendy García Ortiz dijo...

Te comprendo. Mis reflexiones van por el mismo camino.

También mi mamá me llama para quejarse de mis hermanas y de mi papá. También ella buscaba guardar en algún momento ese status quo, pero ahora lo único que quiere es que llegue a visitarla, a contarle historias que no me deja terminar de contar porque las interrumpe con sus pensamientos y a que le haga un par de payasadas, como cuando era niña.

Hay que aprovechar estos momentos, pues, y disfrutarlos como si fueran los últimos.

Un abrazo fuerte.

Patricia Cortez dijo...

Creo que tenemos experiencias similares, es agradable reconciliarse, aunque es algo como un armisticio o una guerra fría, de todas formas le tiran a uno algun comentario..., que bien que alguien tenga una experiencia similar a la mía.

Miss Penny Lane dijo...

yo me reconcilié con mi mamá por un tiempo... aunque sé que todavía sufre por mi forma de vida.. pq sufre digo yo? sería más fácil no tener que cargar con eso para poder ser yo misma sin miedos....

Miss Trudy dijo...

Yo me peleaba terrible con mi mamá y la resentía mucho. Tomó muchos años para que comprendiera ... tomó que mis hijas propias crecieran y darme cuenta que yo tampoco fui perfecta ... y ahora le agradezco que lo dura que fue conmigo muchas veces, era en realidad por que queria lo mejor para mi. Lleva 3 meses de muerta y la extaño cada día más, en lugar de cada día menos. Es ella una gran parte de quien soy yo hoy día.

Patricia Cortez dijo...

Miss Penny: se que te va a sonar a cliché, pero ella sufre, porque sabe que tus elecciones te van a hacer sufrir, es inevitable, las madres sufrimos por los hijos.
Miss Trudy: siento mucho tu pérdida, el año pasado perdimos a mi suegra y mi compañero todavía de repente tiene ganas de llamarla.