viernes, 7 de noviembre de 2008

volver...

Andréz Zepeda, me dejó hoy con el pensamiento que he tenido las últimas semanas, desde que comencé a compartirles mis memorias.
pero este país expulsa a la gente del "interior" sistemáticamente, Andrés tiene razón en decir que muchos de los "pretextos" que usamos para volver, son verdaderamente ridículos, pero ni modo.
para mi el regreso se dió entre muchos dolores, primero, quedé embarazada. ya no era tan joven, (33 años) y el embarazo había sido deseado y planificado, incluso usando tecnicas de apoyo, la verdad es que mi fertilidad es escasa. a los 2 meses tuve mi primera amenaza de aborto. en ese momento me di cuenta de lo frágil que era mi embarazo en un lugar donde yo podía quedarme la mitad del tiempo como la única doctora, luego, aún con los cubanos allá, requería al menos 3 horas para llegar al hospital más cercano, así que decidí hablar con la jefe de personal, para que me trasladara temporalmente a un lugar más accesible. la respuesta del jefe de area fué categórica, y la muchacha me lo dijo con la siguiente frase "por favor no tome medidas y yo la traslado" el tipo dijo: "digale a su marido que trabaje, para que la mantenga y usted no necesite trabajar tan lejos, debería liberar la plaza". la muchacha sabía que yo los podía demandar, pero eso significó pasar mi embarazo en Cobán, más cerca de un poblado grande.
la verdad, no hay muchas mujeres trabajando en las áreas más lejanas, y los hombres en su mayoría no se llevan a la familia. entre ellos hay cientos de historias de divorcios, hombres que viajan cada 20 días, otros, aún los más cercanos (escuintla y costa sur)viajan todos los viernes, un amigo que había emigrado con su familia, regresó cuando la hija mayor entró a diversificado, no es posible encontrar un buen instituto en una aldea.
en principio yo quería regresar, cuando mi niño era un bebé, mientras gozaba de mi post natal, surgieron los exámenes de admisión en la USAC, con mi pareja le entramos a la lucha, en parte porque entendimos que si nuestro hijo se educaba en el interior, tendría menos posibilidades de ingresar en la universidad, y si seguíamos ganando lo que ganábamos, no podíamos pagarle una universidad privada. como pueden ver, todo está concatenado. yo lo pude demostrar cuando hace un par de años me encontré a una jovencita de Cahabón en la universidad, era su tercera oportunidad para hacerse el examen y lo había perdido dos veces. la madre me preguntó si se podía hacer algo, obviamente no se puede, ella tuvo que tomar los cursos "preuniversitarios" que implican un gasto mayor para una familia sin demasiados recursos y que no garantizan que vayan a ganar el examen.
todavía cuando mi niño nació intenté regresar, pedí otra plaza, porque los gastos habían aumentado y una de 3,500.00 ya no era suficiente. no hubo chance, ese año congelaron las plazas y me ofrecieron una de 0-29, el doble de sueldo pero contrato anual, con posibilidades de renovación.
todavía estuve en Cobán unos años, pero mis posibilidades siempre fueron escasas y las de mi hijo aún menores. al final decidimos regresar. lo irónico es que mi pareja sigue allá, él también aprendió el idioma qeqchi y trabaja para esa maravillosa gente. me gustaría vivir en la aldea, aunque no sé si sería justo para mi hijo. al final darle oportunidades es lo único que puedo hacer y si él lo desea, vivirá en la aldea, pero no porque yo lo obligue.
no puedo forzarlo a sufrir de dengue y malaria, a vivir enfermo, a no tener acceso a educación de calidad, porque por eso trabajo. siento que Andrés tiene razón y voy a regresar, cuando mi hijo esté en la universidad y ya no necesite tanto de mi presencia. por el momento mi espacio es luchar porque otros no la pasen tan mal como yo, porque se valore su trabajo.

4 comentarios:

Nancy dijo...

Doctora, eres noble y haces bien en anteponer el bienestar de tu hijo. En un país centralizado como este es casi una obligación permanecer cerca de donde puedan los hijos tener más posibilidades. Imagino tus ganas de volver allá, tu deseo por apoyar a los que más te necesitan. Pero ahora la prioridad es ese nene. Como diría mi mamá, para todo hay tiempo en la vida. De hecho, hay más tiempo que vida. Un abrazo y que puedas lograr todas tus metas.

Anónimo dijo...

Cada ves que posteas algo me sorprendo mas, eso de sacrificarte por los demas es algo que no se ve muy a menudo en mi Guatelinda. Que dios te bendiga y que encuentres buen camino por donde pases. Gracias por compartir. Saludos.

Patricia Cortez dijo...

Gracias Nancy, no se si le estoy haciendo bien, eso lo veré cuando crezca.
Cristian: no es para tanto, lo intento, pero todos tenemos defectos

el Kontra dijo...

Que buen post, Patricia, personalemente siento que Zepeda tiene mucho que decir pero no lo hace bien (mi humilde y retorcida opinión claro).
Soy soltero y no soy padre pero siento que haces bien, primero vienen los críos.
Mi viejo creció en tus tierras, a los 20 se vino a la capital y 47 años después se quiere regresar pero ahora se siente más de aquí que de allá.
A mi también me fascinan las verapaces pero aún me siento muy identificado con la urbanidad a pesar de su violencia y de sus riesgos, siento que hoy (en mis actividades) aporto más aquí pero ni modo, no fue mi selección, nací, crecí, trabajo y vivo en el Barrio Sta. Clara de la Zona 10, "la zona viva" cambiarla no puedo, pero a los patojos aunque a muy poquitos creo que si les llego.
Tenés razón, todos tenemos defectos la clave es lo que aprendemos de ellos. Salve.