martes, 27 de noviembre de 2007

Maru y Wendy...

anoche estuve en la graduación de Maru, además del orgullo de haber asesorado su tesis, me sentí emocionada al ver la mesa: el único hombre del tribunal era el rector, de alli, la decana de la facultad de Medicina, la secretaria de la universidad, la asesora de tesis, las madrinas y la graduanda: todas profesionales universitarias.
que maravilloso futuro les espera a las nuevas generaciones que no deben dudar de si la educación universitaria es o no para las mujeres y que tienen suficientes ejemplos para saber que sí es posible ser mujer profesional.
después del día de la no violencia contra la mujer otra vez recordé a Wendy. tenía 20 años y quería ser profesional también, yo todavía la veo en mi memoria con calcetas y en su fiesta de 15 años bailando con los primos. son un grupo de mujeres fuertes que, luego de la muerte del padre, tomaron varios caminos, pero son fuertes.
Wendy era la menor, la que más sueños tenía. quería ser profesional. un par de semanas antes de morir había tenido una discusión con el novio que le reprochaba que "no tenía tiempo para él" ya que quería sacar en limpio sus clases de la universidad. ante la disyuntiva de "tus estudios o yo" ella decidió que quería ser profesional.
la señora de la limpieza le abrió la puerta cuando llegó, como todos pensaba que la niña debía seguir con el chico o se quedaría solterona, parecía que él venía a hacer las paces. Wendy estaba dormida en el sofá, había estudiado hasta tarde y acababa de regresar de la universidad. el muchacho le disparó sin despertarla, como cualquier macho pensaba que si no era de él no iba a ser de nadie.
murió de inmediato, con un disparo en la sien. horas más tarde él se suicidó en su casa.
la recuerdo porque estoy segura de que iba a lograr sus objetivos y que, al igual que Maru, se habría graduado.
por eso no pienso comprar nunca zapatos en MD. las muchas Wendys de Guatemala que han visto sus sueños truncados por una violencia tonta y la rídicula imposición de la moda y la necesidad de "venderse" para convertirse en mujeres "honradas" y "esposas". esa misma moda que descalifica el cerebro y cualifica a la mujer por el tamaño de sus tetas y el diámetro de su cintura.
es aberrante usar la muerte para vender precisamente lo que provoca la violencia.

En Memoria de Wendy Solís, otra víctima de la violencia contra la mujer.

2 comentarios:

Emilio Ruiz dijo...

muy bueno paty Cortez, tu blog me gusta mucho. Un abrazo.

Franjeras dijo...

Hay Patricia bella, hay tantas Wendys... maldita sea, hay tantas!!!