jueves, 22 de noviembre de 2007

Thanksgiving, un día de duelo.

iba a hablar de este país de copiones, que ha dado en celebrar el "día de gracias" de la manera norteamericana sin evaluar que significa o porqué se hace.
anoche, zapeando, encontré en un canal gringo el pronunciamiento de las naciones indias que han dado en llamar a la fiesta "duelo nacional".
la explicación es sencilla: como es posible que una celebración que se refiere a la colaboración que las tribus americanas brindaron a los invasores, de una forma amistosa, mostrándoles costumbres que les serían útiles.
hagamos un recuento. la comida del día de gracias es NETAMENTE AMERICANA. los camotes, el maíz, las bayas recolectadas y el mayor aporte: un ave más grande que todas las de granja europeas, domésticado y comestible.
según los pueblos originarios, esto formaba parte de un festival religioso indígena al que fueron invitados los invasores. varios siglos más tarde, con una población diezmada por las enfermedades y encerrada en reservaciones, con derechos abolidos y discriminada, son los vencedores quienes cuentan la historia y se quedan con la celebración, incluso con la parafernalia y las imágenes que incluyen indios de postal.
celebrarlo equivale a convalidar la invasión, no se trata de un mestizaje amoroso ( que casi no existió) sino de la apropiación del otro por completo y, en el caso de estados unidos, la anulación de los grupos originarios.
celebremos pues el día en el que la muerte de los grupos indígenas quedó sellada.

1 comentario:

David dijo...

¿"Publicidad, mal de nuestros tiempos"? Probablemente sería una frase para explicar lo que ahora vemos y escuchamos en nuestra cotidianeidad consumista. Sin embargo, una estrategia de anuncios como la que esta cadena de zapaterías ha puesto en marcha, trasciende más allá de la simple descalificación por inoportuna o ridícula. Es un insulto a la inteligencia, no sólo de las mujeres, sino de todos aquellos que vivimos (o sobrevivimos) diariamente en este "país de nunca jamás".
Con la facilidad con que nos convencen de la "necesidad" del nuevo celular, un perfume, un vehículo a plazos, con esa misma facilidad también se pierde el respeto por la vida... ahora no sólo en las calles, sino también detrás de las vitrinas.
En un país de absurdos...