entre el mercado educativo y de la salud hay muchas similitudes y una de ellas es la incapacidad de autoregularse en base a la demanda y la oferta. estos mercados se regulan en torno a la necesidad y, a diferencia del consumismo, estas necesidades son reales. no hablaremos de los programas públicos, porque no constituyen mercado, sino más bien son un servicio y no hay que negar que han mejorado en algunas cosas.
en estos meses, es necesario hablar de esto porque ya muchos han tomado decisiones y muchos estarán lamentando las que tomaron hace años.
se hacen los primeros pagos para el primer año de estudios del bebé al que le reservaron cupo desde que nació, o que pasó por varios "exámenes de admisión" en diferentes colegios para encontrar un cupo, con el habitual estress para un niño que a sus 5 años, poco entiende las lágrimas de mamá cuando no lo aceptaron en el "colegio ideal".
otros buscarán el menos peor, convencidos de que lo público es "malo" (otro tema para reflexionar), se dejarán engañar por las casas convertidas en colegios, llenas de galeras infames pintadas de colores "infantiles" donde un pato donald bizco sonrie tontamente, mostrando una atrofiada ala sobre una columna que evidentemente está torcida y que sostiene unas láminas oxidadas por el uso.
los asquerosos baños de cemento desnudo que casi son letrinas, donde las niñas deben echar agua de un tonel (criadero de mosquitos) y la enjundiosa directora (o director), cuyo título de contador o veterinario cuelga de la pared, totalmente alejados de los estudios de pedagogía o psicología educativa.
y los padres jurarán que es mucho mejor que la escuela pública y pagarán y seguirán pagando bonos y mas bonos de construcción o los niños barreran los patios porque no tienen contratado a ningún conserje y para la kermesse recaudarán dinero que servirá para construir el edificio en unos doce años (cuando ellos ya estén en la universidad)
en estos meses también viene el susto del precio de libros, uniformes y otros "extras" que no se habían comunicado con anterioridad, pagos previos por la fiesta de graduación y demás cosas.
y también en estos meses, el recién graduado de perito en numismática y agencias de publicidad se dará cuenta de que no tiene mercado laboral y que no le enseñaron lo suficiente y empezará a juntar para irse pal norte. y el otro jovencito tendrá que aprender en un año en los preuniversitarios todo lo que no le enseñaron en el colegio en doce años. porque el título está muy bonito y las fotos de la graduación y la fiesta están buenísimas, pero no sirve para entrar a la unversidad, (a menos que se tenga dinero para ingresar a una privada) y tampoco sirve para entrar a trabajar.
este mercado no puede tener control de calidad, porque la mayoría de los padres están invirtiendo en un futuro "mejor" para sus hijos y por lo tanto no son profesionales (menos del 2% de los adultos lo somos) y no pueden evaluar si lo que los hijos aprenden sirve o no.
mientras tanto, los colegios nuevos aparecen como hongos después de la lluvia. son un buen negocio que además vende libros, útiles, uniformes y cuentan con mano de obra barata (de los niños y sus padres) para agenciarse fondos extras. la crisis (real o percibida) del sistema público ha generado un recurso eternamente renovable, en un negocio casi sin regulaciones y cuyo control de calidad es nulo.
ZOMBIES
Hace 14 años
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