jueves, 8 de noviembre de 2007

abrazos y balas


probablemente estaba en quinto bachillerato. el colegio donde estudiaba, todavía en construcción, contaba con mucho espacio para esconderse y perderse. en cierto momento unos niños de primaria llegaron alarmados gritando que dos "jovenes" estaban haciendo "cosas" en el monte. rápidamente uno de los profesores salió corriendo y gritando que "esas cochinadas hay que castigarlas" y pidió permiso para ir personalmente por los infractores, advirtiendole a la directora que había que "expulsarlos inmediatamente".

salió guiado por una niña de 8 años a buscarlos y claro que los encontró.

la parejita no había hecho más que besarse (hasta ese momento) pero eso no fué lo más sorprendente: era la sobrina del profesor y su novio.

la directora decidió que él no podía echarse atrás, siendo su familiar, y ambos fueron expulsados, obviamente entre risas y comentarios del resto de nosotros.

desde entonces no creo que las cosas hayan cambiado demasiado y por todos lados existirán adolescentes que intentan ocultarse para intercambiar muestras de afecto demasiado intensas. por otro lado, los latinos siempre hemos sido muy efusivos, esto viene por las últimas noticias.

mientras en finlandia se lamentan de la muerte de 8 estudiantes producida por un adolescente perturbado, en Illinois una niña de 13 años y dos compañeros son castigados por "abrazarse" en público.

según la madre de la muchacha el abrazo no pasó de ser la colocación del brazo sobre los hombros del compañero, pero la escuela rechaza las "muestras públicas de afecto" y la castigaron.

me pongo a pensar las muchas veces que regresabamos abrazados a casa con varios de mis compañeros y compañeras de colegio, además puedo ver a mi hijo y sus amigos pasarse los brazos sobre los hombros y hacer una cadena de amistad.

¿cuando es que las restricciones crean tanto resentimiento como para que un muchacho se oculte para matar a sus compañeros, en lugar de abrazarlos?

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