miércoles, 21 de octubre de 2009

Influír en los jóvenes.

Me gusta hablar con los más jóvenes, a veces pierdo la noción de mi propia edad y creo que yo todavía estoy en la treintena, aunque eso pasó hace una década, pero me gusta, precisamente porque creo que es necesaria esa energía y vitalidad que no sólo tienen los veinteañeros, pero que es un pecado que ellos no lo tengan.
No es que quiera influirlos, en mi largo paso por más de una universidad, escuela y colegio, dificilmente hay 3 profesores que realmente influenciaron mi vida y me motivaron. Creo que la más importante es la "seño Adelita" una mujer colombiana y profundamente religiosa que, pese a eso, me inspiró a ser cuestionadora, y me permitió ver que la diferencia no define, aunque moldee.
Creo que, su experimento escolar, donde convivimos los "socialmente discriminados" hijos "naturales" de madres solteras, los de religiones poco aceptadas, en un mundo católico, los que tenían discapacidades físicas, que a ella no le parecieron importantes, incluso retrasos mentales leves, en una época donde ellos eran enviados a "escuelas especiales" y se prefería separarlos de los niños "normales" y muchas otras cosas que me brindaron la imagen de un mundo donde habían personas de tantas clases y formas.
Y tristemente, de allí en adelante, hay pocos, algun catedrático universitario, que escapaba del montón, de la abulia y el miedo que dejó la guerra y de los trabajos mal pagados, catedráticos que mantenían sus mismas copias de hacía 20 años...
como repito, no intento cambiar las mentalidades de los jóvenes, creo que, la capacidad de asombro es general, la idea es que me rebatan, me reten, me demuestren sus conocimientos y no que se traguen y digieran lo que yo digo.
Muchos maestros se vanaglorian de que los jóvenes repiten y repiten sus "enseñanzas", a mi me gustaría ver que tratan de rebatirme, que me muestran otros caminos, que me enseñan, eso fué lo que hizo por mi la Seño Adelita, retarme, y dejar que yo le demostrara que estaba equivocada, o tal vez no.

3 comentarios:

Miss Trudy dijo...

La labor del buen docente es enseñar a pensar. Y eso solo se logra cuestionando, preguntandose "Pero de veras es asi la cosa?" Lo demás es lo de menos. A mi me gusto tener catedraticas en la U que eran mujeres independientes en su forma de pensar y de vivir su vida. Me dio un modelo que me dijera "¡Hay tantas otras formas de poder salir adelante para una mujer! Yo pudiera hacer lo que hace ella ... "

Nancy dijo...

Querida doctora, lo que dices es cierto, me consta y lo uniría a lo que dice Miss Trudy: no es que los obligues a pensar como tú, sino que les ayudas a pensar por ellos mismos.
Tu desempeño frente a mi grupo de alumnos fue ejemplar, sabes cómo captar su atención y los haces hablar y no ser solo receptores.
Los comentarios de ellos confirman mi propia observación.
Ojalá hubiera más docentes así, buena falta hacen en las aulas de este país.
Apapachos

Patricia Cortez dijo...

Miss Trudy, la verdad es que, en este país, lo que le responden a uno es "asi es poque yo lo digo"
Nancy: gracias, de veras y de repente nos juntamos más despacito