cambiando la tonalidad del blog, nos ponemos un poco serias, contandoles de lo que aprendí en el viaje.
México, ciudad, es la quintaescencia de las metrópolis latinoamericanas. Aún salvando las diferencias en tamaño, es posible ver muchas de las características de nuestra pequeña urbe en esa ciudad.
Alguien me decía que el gran homologador en esta era globalizada, es el dinero. Y esto es evidente.
Depende más de su nivel económico, que de su cultura, su modo de vida, con algunas variantes que, en realidad, no son significativas.
El mall y el mac donalds no se rigen por la cultura local, aunque asumen algunos cambios que no son importantes, las mismas marcas y logos mundiales marcan un “nivel de vida” que se relaciona con lo que tienes, no lo que eres. Ropa, zapatos, y costumbres se uniforman en base al acceso económico y los nuevos “valores” moda y dinero.
En el otro extremo, lo mismo aplica para los sectores pobres a lo largo de latinoamerica, ya sean favelas, covachas, barrios o asentamientos y los vastos territorios rurales en donde enfermarse sigue siendo un lujo.
El otro homologador, en cuanto a servicios de salud lo constituyen las medidas de ajuste económico que se impusieron en los noventas y que privatizaron servicios o convirtieron el pago y el copago y la derechohabiencia en lenguaje común en todos los países latinoamericanos en donde los servicios “estatales” consisten en hospitales abandonados, con escasa inversión y personal poco estimulado.
Aún cuando en Guatemala, esto no es la norma, y todavía nos planteamos la gratuidad de servicios y no tenemos sistemas de seguridad social que funcionen, la privatización por desgaste y la falta de crecimiento de los sistemas públicos han dejado a la gente a merced del pago, versus, un sistema ineficiente.
No hay que ahondar mucho para ver que las causas de muerte materna se pueden rastrear a las condiciones de abandono.
En las urbes y metrópolis las mujeres pobres, mueren por falta de acceso económico, en áreas saturadas de hospitales y centros asistenciales pero que requieren pagos, o que, funcionan en condiciones malas donde no existen servicios especializados, los que deben ser buscados por aparte, convirtiendo un parto complicado en un viacrucis.
Y en las áreas rurales, donde la dificultad de acceso es geográfico e incidirá tus facilidades en cuanto a poder trasladarse a donde existe cuidado profesional reconocido.
Fue aleccionador ver que, uno de los hitos en la disminución de la mortalidad materna a nivel mundial está relacionado con el acceso a anticoncepción, desde Estados Unidos, hasta Chile, la posibilidad de acceder a formas de anticoncepción y la liberalización del aborto, ya sea su despenalización o el aumento de causas aceptables para su realización (violación, causas médicas, incesto) han permitido que estos se realicen en condiciones que aumentan la mortalidad por estas causas.
Lejos de los moralismos, la evidencia muestra que las mujeres van a abortar sin importar la penalización o las condiciones y que, facilitarles el proceso, incide en una menor mortalidad, como lo evidencia el caso uruguayo, en donde, la comercialización del mizoprostol, ha disminuido a cero la mortalidad por aborto y aumentado otras complicaciones derivadas del uso “popular” del producto.
La maternidad por decisión, planteada desde la libertad de elegir un anticonceptivo, ha permitido embarazos más saludables, en madres también preparadas para la maternidad, incidiendo en la mortalidad temprana y en un menor número de anomalías congénitas, es impresionante la disminución que se evidencia en las estadísticas norteamericanas y que se relaciona con la posibilidad de las mujeres a decidir.
Latinoamérica no tiene las tasas más altas de mortalidad materna, mueren más en áfrica, pero aún no tenemos tasas aceptables.
Los servicios de salud son necesarios, pero la maternidad, como un derecho y no una imposición, puede disfrutarse y vivirse de mejor manera, incidiendo en menor mortalidad. Hay que reconocer que una muerte materna tiene más de una víctima, los hijos que quedan y que no podrán tener una madre, son las otras víctimas.
3 comentarios:
Gracias por compartir tus experiencias. Es necesario que mas y mas personas se enteren bien de estas realidades aunque la verdad, se me hace que son tan obvias que la gente que no las "sabe" es por que no las quiere saber. Pero nada se gana con callarlas tampoco.
querida Miss Trudy.
increíblemente, el obispo de Guatemala ha comparado los anticonceptivos con balas, así que, en este país, hay que gritarlo, no decirlo. además, somos el país de centroamerica con menos usuarias de anticoncepción ¿te dice algo?
gracias por el comentario.
México lo sufrió.. y mucho cuando pasaron la ley que permitía el aborto empezaron muchas muertes hacia mujeres (no una gran diferencia con Guatemala, aun así siguieeron adelante y ahi los resultados
Cambio de perspectiva vos, aca alguien mas quiere decidir cuando y porque tenes que ser mama.
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