big brother

cuando por fin leí 1984, ya era 1995. lo encontré en la biblioteca de mi abuelo, entre un montón de libros con pastas de colores de la editorial Salvat, a la par de la tia tula y debajo de la hojarasca. mi abuelo había muerto y su biblioteca pasó a manos de mis tías, así que me lo prestaron para leerlo.
recuerdo que me pasé varios días con la paranoia del big brother, porque, además, viviamos cerca de la casa presidencial y los soldados pasaban en la madrugada gritando y haciendo sonar las botas contra el pavimento, uno dos, uno dos, y toda la bulla esa.
el asunto es que nos sentíamos vigilados, había viajado yo una noche en un riesgo inmenso, con un tipo que resultó ser del ejército, y que sabía más de mi que otra cosa, orejas en la universidad, recien descubiertos. gente común que eran informantes.
dichosos los que nacieron en 1984, porque ya no vieron esa locura... hasta ahora.
el chiste en la prensa dice que encontraron tantos micrófonos y cámaras en la casa presidencial, que ya parece la casa de big brother y, caigo en la cuenta, big brother ha dejado de ser terrorifico para convertirse en un chiste.
no puedo ya recordar la locura del big brother, las torturas y lo doloroso de ser delatado, sin pensar en verónica castro hiper maquillada y una miss venezuela cogiendo en cámara. espiar ahora es normal, la academia, big brother, the kardashians... todos nos arrimamos al televisor a ver vidas ajenas, sin remordimientos, descubrimos como dos chavitos se enamoran y la pobre novia se tiene que beber el romance por televisión, ¿que tiene de raro pues que hayan cámaras y micrófonos en la casa presidencial? poco les faltó para pasar por you tube las grabaciones "secretas".
y al convertir el miedo en un chiste, big brother somos todos, ya no es amenaza, aqui estoy yo, contandoles mis pensamientos más intimos, mientras espio que hacen ustedes.
¿espionaje? para nada, entretención