jueves, 11 de septiembre de 2008

antorchas

Soy de pueblo, por lo mismo comprendo lo de las antorchas. Hace un par de años llegamos a Cobán a media noche, sin comer y con un sueño bárbaro, un viaje que normalmente se hace en 4 horas tardó casi 9 horas, en el camino vimos pasar más buses de distintos lugares del país, todos con su antorcha, eso retrasaba el paso y dificultaba la circulación. Entonces aprovechamos para comentar las salidas de las antorchas: una actividad que amerita una gran preparación, un viaje con poco dinero y un pretexto patriotiquero que oculta una realidad: los jóvenes y sus pocas posibilidades de diversión.

Por la antorcha es posible conseguir patrocinios, algún diputado, alcalde, gobernador, dueño de tienda o eterno candidato compartirá los gastos de un viaje que, de otra manera, no se hubiera justificado.

Salir por salir no es posible en ciertos grupos sociales postergados: primero se atienden otras necesidades en el instituto o colegio, las excursiones son para vagar, pero las antorchas tienen valor cívico, patriótico, encienden en el pecho el patrio ardimiento y permiten conocer ese lugar del que tanto se ha escuchado.

¿de que otra manera pueden un grupo de estudiantes pobres, conseguir un viaje pagado a visitar las grutas de lanquin, o el biotopo?, el pretexto de la antorcha les asegura un patrocinio que no les darían si dijeran que sólo quieren ir a pasear, la respuesta sería “trabajen haraganes”.

¿Qué bloquean el tránsito? Por supuesto, pero en un país donde el ocio es un antivalor ¿de que otra manera pueden los jóvenes justificar una salida a pasear? Lo que hacen es disfrazarla y así obtener lo que se les niega.

Lo mismo pasa con las bandas escolares y los desfiles de brasileñas: ¿patriotismo? Para nada. ¿necesidad de sana diversión? Totalmente, además se aseguran una formación musical, muchos de ellos son verdaderos artistas de la percusión, pero sin conservatorio. En lugar de quejarnos, podríamos apoyar rutas de transporte para jóvenes excursionistas, albergues estudiantiles para mochileros internos, programas de formación en arte (a ver si funcionan las famosas escuelas abiertas, como se hace en otros países) y espacios de verdadera recreación.

este año, hasta el presidente llevó "el fuego sagrado" a El Salvador, un poco de payasada política y tal vez nostalgia por esos viajes. por lo pronto, acomódese y vea pasar las antorchas.

3 comentarios:

Angel Elías dijo...

sencillamente, no apoyo las antorchas. No las voy a ver y no las voy a ver. aunque este año sea la excusa perfercta para un churrasquito. Pero no estare con ella mas alla del almuerzo.

Un deporte no federado ni regulado, ademas eso de que te tiren agua de riñon en la cara y sucia en el recorrido como he visto que hacen es simplemente de trogloditas.

Cual alegria, vaya alegria!!!

Fernando Ramos dijo...

Las antorchas, vaya que se sufre con ellas, y con los desfiles y las procesiones, detesto el tráfico que se ocasiona en esos días, ayer tardé dos horas para llegar a mi casa, cuando usualmente lo hago en 45 minutos.

En fin, que la mara se divierta como quiera, la cosa es que bloqueen el paso.

Patricia Cortez dijo...

bueno, pues también me cansaron las antorchas. lo que si es cierto es que la mara NO TIENE DONDE DIVERTIRSE y mucho menos cómo, país de contrastes, pero cada año las antorchas aumentan.
los chavitos europeos pueden decir "me voy de autoestop por europa" y los padres los felicitan, los guatemaltecos dicen "me voy a conocer los cuchumatanes" y los padres les dicen "buscá trabajo huevón"