miércoles, 27 de agosto de 2008

esos dioses...

Lucía gime por un dios, está sola, su amigo se desangra en un sistema que no sólo no ofrece soluciones, sino que las cobra como favores divinos. no sé si es tiempo de dejarlo ir o de apedrear las puertas del cielo.
a diferencia de ella conozco demasiado a los dioses como para aferrarme a uno. En mi peregrinaje he pasado por los dioses de trueno, los vengativos que demandan sangre de pueblos enemigos en una eterna venganza. los que se creen únicos y lanzan fuego del cielo para acabar con ciudades enteras, o agua para ahogar a los infieles.
he pasado por los dioses promiscuos que copulan con vírgenes para crear razas de super hombres, con los dioses de doble personalidad que muestran una cara hermosa y otra de terror, con los que piden sacrificios que ahora, ya que no hay carneros, se convierten en el desangramiento lento de la billetera, en la entrega cotidiana de la capacidad adquisitiva, en el uniformamiento del pensamiento a través de la quema sistemática de libros que le son ajenos o extraños. un solo libro: uno sólo con autorización para ser leído en sus miles de versiones releídas por la caterva de profetas de distinta medida.
también conozco a los dioses menores, esos dioses perdidos en las montañas, que han sido tan efectivos para mantener a sus fieles casi en la mendicidad, dioses vendidos escondidos en las faldas de otros dioses, dioses parásitos que se alimentan de otras creencias.
y lamentablemente, también he visto a la muerte cara a cara, me he sorprendido porque los "milagros" no sólo ocurren a la gente "buena" he visto niños hermosos padecer infinitas torturas, atados a una cama donde sus vientrecitos abiertos drenan en bolsas y se alimentan por tubos y sondas. y los he visto morir luego de pasar por el infierno en la tierra. he visto hombres léperos, que han acabado su cuerpo a fuerza de pecar, revivir en base al dinero, a la suerte, que se yo, sin arrepentirse de sus crímenes y perversiones y salir a buscar niñas para violar.
no Lucía, los dioses son todo menos justos, porque tal vez, la única figura que explica esta frágil vida es la de las parcas, esas negras señoras que medían al azar la longitud de los hilos de la vida y que decidían, de pronto, cortar esos hilos, sin previo aviso, sin nada que nos pusiera "al tanto" de que el final se acercaba.
la unica certeza, la certeza final es la muerte. ningún ser vivo ha salido vivo de este mundo.
la esperanza, el animalito verde al final de la caja de pandora, no es la fé. son los anteojos rosa que cubren las pesadillas que no podemos o deseamos ver. la esperanza no es la vida, pero no se puede vivir sin ella.

2 comentarios:

Unknown dijo...

demasiado grueso

Patricia Cortez dijo...

la realidad es gruesa.
siento mucho lo de tu amigo, de verdad.
la vida es tan frágil...