domingo, 19 de diciembre de 2010

¿En carne propia? El efecto mariposa de la guerra.

Cuando comencé a atender partos, me molestaba muchísimo la actitud de las parturientas que me preguntaban "¿usted tiene hijos?" y al decirles que no me miraban con una mezcla de desprecio, lástima y algunas incluso se atrevían a decirme "usted no puede saber lo que estoy sintiendo".
Extrañamente, si los médicos eran varones, la pregunta "tiene hijos" no se realizaba, era inutil preguntarle a alguien que biológicamente no podía parir así que no lo hacían.
Recuerdo esto porque Lucía Escobar escribe sobre los ochenta y no falta el anónimo que descalifica su comentario con un argumento similar al de las parturientas "no sufriste, no sabés de que hablás".
No sé cual es la necesidad de insistir en que las vivencias deben ser "en carne propia" y que los que no perdimos a nadie durante la guerra no deberíamos sentirnos mal, ni recordar, ni llorar, ni desear que las cosas cambien.
según la teoría del efecto mariposa, un simple aleteo en borneo puede generar una tormenta al otro lado del mundo.
¿Acaso no todos perdimos algo durante la guerra? ¿acaso no estamos sufriendo todavía los efectos residuales que incluyen esas descalificaciones y críticas que llenan el espacio de blogs de los periodicos y generan acciones violentas en todos lados?
Perdimos tiempo, perdimos líderes y lo estamos sufriendo todos en todas las esferas gubernamentales, perdimos profesores con capacidad y ahora tenemos malos profesionales, mediocres y mal formados, perdimos respeto por la vida, perdimos capacidad de asombrarnos y de asustarnos, normalizamos la violencia y el dolor, asumimos que la gente es mala, tomamos partido y ahora no podemos conciliar lo que pensamos unos de los otros, generamos brechas insalvables, hay dolor, muerte en todos lados...
La guerra con su violento aleteo generó ondas que todavía nos afectan a todos y con comentarios como los que recibió Lucía, pensamos que cada día hay menos posibilidades de reconciliación.
En estos días en que la gente intenta "ser mejor" y sonreir... la historia nos sigue recordando que hay poco por lo que celebrar.

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