La famosa frase, atribuida a Maria Antonieta de Francia, resume la incomprensión de los problemas sociales, que ha sido el germen de no pocas revoluciones.
La leyenda cuenta, que, Maria Antonieta, al escuchar que el pueblo de Francia clamaba por pan, dijo “si no tienen pan, que coman pastel”, la reina había sido criada en un espacio de abundancia y por lo tanto, la falta de pan podía suplirse con pasteles que seguramente también abundaban. Maria Antonieta perdió la cabeza en la revolución francesa.
Aunque el artículo de Marcela Gereda es reciente, la ostentación de bienes materiales ha sido una norma para los patrones feudales guatemaltecos. Recuerdo una finca en lo alto de las cumbres de Senahù que lucía alfombras persas, vajillas de porcelana de Sevres y cristalería de Baviera me intrigó pensar cómo habían llevado allí (a espalda de indígenas, ya que casi no hay bestias de carga) el enorme piano de cola que presidía el salón. Legendaria es la ostentación de estas fincas enclavadas en plena selva.
el crimen de la esposa del dictador de Filipinas fué simplemente que, en un país en donde todavía existían niños descalzos, se descubriera que ella poseía miles de pares de zapatos.
La actual sensibilidad y la corrección política dictan que las personas se escandalicen y sientan que es obsceno hacer tal despliegue de riquezas en un país donde los niños se mueren de hambre. En los inicios del siglo XX era, hasta cierto punto normal, que un rico luciese sus riquezas, y esto incluía a obispos, el mismo papa era transportado en las espaldas de otros para que sus pies no tocaran la tierra.
El artículo de Marcela me recordó al famoso y muchas veces citado articulo de Jonatan Swift, “una modesta propuesta” en donde propone que, para mejorar el nivel de vida de los pobres de Irlanda, se dedicaran a criar bebes para destazarlos y venderlos como carne de lujo. Mucha gente respondió con ira ante la imagen de bebes rostizados, sin embargo, pocos entendieron la ironía y es que, en Dublín a inicios del siglo XVIII, estos niños estaban condenados a muerte debido a la sobrepoblación y la falta de higiene.
El siglo XX, como semillero de revoluciones, acuño el lema “nobleza obliga”, y la necesidad de adjudicarle a los nobles y ricos la obligación, -que nunca habían tenido en los sistemas feudales-, de apoyar a los pobres, de frente al riesgo, de ser obligados por la fuerza a dejar sus riquezas y repartirlas. Parte del germen del miedo al comunismo son los Romanov asesinados y los terratenientes cubanos despojados de sus fincas.
Pero el asunto de la caridad funciona, porque aparte de la “lavandería de conciencias” que permite la “paz interior” al compartir las “bendiciones”, se generan fuertes oportunidades de disminución de impuestos, y en algunos casos, se logra acrecentar una fortuna y aún posar de “buena gente”.
La ostentación, sin embargo, sigue siendo un fenómeno tal vez arcaico y posiblemente ligado a procesos de reproducción de la especie, muchos animales acumulan “tesoros” que luego lucen ante sus hembras.
El enojo de Marcela Gereda ante la ostentación es fruto de una sensibilidad entendible, que, sin embargo, no genera muchas simpatías, el desvelar la futilidad del lujo ha sido tocado hasta la saciedad y, de todas maneras, habrá personas que hagan lo imposible por comprarse una cartera Prada, aunque sea en una tienda de segunda mano, todo en un esfuerzo supremo de parecer "alguien".
El mejor ejemplo de la ironía de la riqueza es el cuento “El traje nuevo del emperador”, en donde, la necesidad del lujo y la aprobación y sobre todo la ostentación son evidenciadas al final como una pérdida. Al final, un cadáver desnudo viene a ser exactamente igual a otro, fuera de la ostentación se evidencia esa última desnudez que ridiculiza y homogeniza.
La leyenda cuenta, que, Maria Antonieta, al escuchar que el pueblo de Francia clamaba por pan, dijo “si no tienen pan, que coman pastel”, la reina había sido criada en un espacio de abundancia y por lo tanto, la falta de pan podía suplirse con pasteles que seguramente también abundaban. Maria Antonieta perdió la cabeza en la revolución francesa.
Aunque el artículo de Marcela Gereda es reciente, la ostentación de bienes materiales ha sido una norma para los patrones feudales guatemaltecos. Recuerdo una finca en lo alto de las cumbres de Senahù que lucía alfombras persas, vajillas de porcelana de Sevres y cristalería de Baviera me intrigó pensar cómo habían llevado allí (a espalda de indígenas, ya que casi no hay bestias de carga) el enorme piano de cola que presidía el salón. Legendaria es la ostentación de estas fincas enclavadas en plena selva.
el crimen de la esposa del dictador de Filipinas fué simplemente que, en un país en donde todavía existían niños descalzos, se descubriera que ella poseía miles de pares de zapatos.
La actual sensibilidad y la corrección política dictan que las personas se escandalicen y sientan que es obsceno hacer tal despliegue de riquezas en un país donde los niños se mueren de hambre. En los inicios del siglo XX era, hasta cierto punto normal, que un rico luciese sus riquezas, y esto incluía a obispos, el mismo papa era transportado en las espaldas de otros para que sus pies no tocaran la tierra.
El artículo de Marcela me recordó al famoso y muchas veces citado articulo de Jonatan Swift, “una modesta propuesta” en donde propone que, para mejorar el nivel de vida de los pobres de Irlanda, se dedicaran a criar bebes para destazarlos y venderlos como carne de lujo. Mucha gente respondió con ira ante la imagen de bebes rostizados, sin embargo, pocos entendieron la ironía y es que, en Dublín a inicios del siglo XVIII, estos niños estaban condenados a muerte debido a la sobrepoblación y la falta de higiene.
El siglo XX, como semillero de revoluciones, acuño el lema “nobleza obliga”, y la necesidad de adjudicarle a los nobles y ricos la obligación, -que nunca habían tenido en los sistemas feudales-, de apoyar a los pobres, de frente al riesgo, de ser obligados por la fuerza a dejar sus riquezas y repartirlas. Parte del germen del miedo al comunismo son los Romanov asesinados y los terratenientes cubanos despojados de sus fincas.
Pero el asunto de la caridad funciona, porque aparte de la “lavandería de conciencias” que permite la “paz interior” al compartir las “bendiciones”, se generan fuertes oportunidades de disminución de impuestos, y en algunos casos, se logra acrecentar una fortuna y aún posar de “buena gente”.
La ostentación, sin embargo, sigue siendo un fenómeno tal vez arcaico y posiblemente ligado a procesos de reproducción de la especie, muchos animales acumulan “tesoros” que luego lucen ante sus hembras.
El enojo de Marcela Gereda ante la ostentación es fruto de una sensibilidad entendible, que, sin embargo, no genera muchas simpatías, el desvelar la futilidad del lujo ha sido tocado hasta la saciedad y, de todas maneras, habrá personas que hagan lo imposible por comprarse una cartera Prada, aunque sea en una tienda de segunda mano, todo en un esfuerzo supremo de parecer "alguien".
El mejor ejemplo de la ironía de la riqueza es el cuento “El traje nuevo del emperador”, en donde, la necesidad del lujo y la aprobación y sobre todo la ostentación son evidenciadas al final como una pérdida. Al final, un cadáver desnudo viene a ser exactamente igual a otro, fuera de la ostentación se evidencia esa última desnudez que ridiculiza y homogeniza.
imagen: cadáveres judios www.czech-tv.cz
3 comentarios:
Realmente fue un análisis sesudo y cranéado.Aun con el descaro y los dientes de oro (no literal por supuesto) de cada una de las personas que se hacen ricas a costa de otros, es intolerable, pero tristemente, circundante en los rincones de hasta las ratas de nuestro pais.
Maria Antonieta no fue quien dijo esa frase, le fue atribuida en una campaña de desprestigio...
si, en wikipedia está. lo dijo otra reina, por la reputación de maria antonieta le tribuyeron esa frase.
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