El Tuca, es un niño sicario, uno más de los que pueblan latinoamérica y que me hace recordar a las dos niñas que me acompañaban en mi consulta en la Bethania, y el niño al que le quité ladillas de las pestañas, la niña llamada "Marionetta" que cuidabamos en la guardería del parque Colón, que no podía hablar nada a los dos años, la Marielos, violada a los 4, "reparada" por un médico famoso (cuyo nombre lleva un hospital) protagonista de videos porno a los 10, marera a los 12, que se robaba mis calzones y mi crema de manos, pero se volvió madre a los 17 y no quería que yo contara su vida ¿para que?.
Creo que me molestaba cuidar a las niñas mientras intentaba hacer mi trabajo y sus dos padres se drogaban en la esquina, creo que me sentí con nauseas mientras retiraba con pinzas las ladillas de los enormes y hambrientos ojos de ese niño (cómo no pensar donde le habían metido la cabeza) y por supuesto que me hacían falta los calzones que se robaba la Marielos, aunque cuando me contó del tipo "de pisto" que le pagó a su mamá para violarla a los 4 y luego la llevó a aquel hospital de lujo a que la repararan, me dieron más ganas de arrancarle el pene al viejo, que de encarcelar a la niña, a la que "un gringo buena onda" había hecho posar en películas porno a los 10 años, pero a ella no le molestaba eso, ya estaba más que acostumbrada.
Ella misma violó al Calín, un niño de 8 años que la seguía como perrito, luego que ella le enseñara a coger, veo dormir a mi hijo que tiene 10 y me parece mentira que otros niños vivan en esas realidades.
En la prensa se levantan voces: "que los castiguen como adultos", otros dicen que esos ya no son niños, y tienen razón, la infancia la inventamos nosotros, pero cualquiera pierde la inocencia y no sólo en las novelas tipo Oliver Twist, cuando la vida les da la espalda (y todos los demás también).
El Tuca quería 100 quetzales ¿para que?, tal vez para almorzar en campero, comprarse unos Nike de paca, o unos chapulines morados, hacerse un piercing o terminar sus tatuajes, no creo que los quisiera para comer, de la comida se encarga la clica, eso decía la Marielos.
A mi también me dan miedo y asco los mareros adultos, me molestan, me roban el espacio, y alguna vez, no me sentí cómoda atendiéndolos, tampoco puedo decirles a que hora se transforman, donde pierden la inocencia, cuando se vuelven sicarios.
Bailemos con el Tuca, dice la canción, supongo que en el "bote", en la cárcel, en la correccional encontrará un sucedaneo de familia, igual que la mara, que lo haga sentir tranquilo.
el Tuca, me hizo pensar dónde estará la Marielos, ¿habrán matado o violado ya a las niñas que cuidaba?, y si no, supongo que ya son madres, deben tener como 22 años. No creo haber hecho nada por ninguno de ellos, nada que luego, la ciudad no se hubiera encargado de quitarles.
ZOMBIES
Hace 14 años
3 comentarios:
Querida doctora. Es imposible venir aquí sin salir avergonzada de lo que somos (cada quien) como parte de esta sociedad. Estos baños de realidad que nos dejas ir como baldes de agua helada son dolorosos pero necesarios. Aquí estás tú, siempre tú con el dedo en la llaga.
En fin... ¿qué te puedo decir? Mejor sólo te agradezco la lectura y también tus mensajitos en mi blog. Gracias por el enlace... y por el tip de los chocolates, aunque no sé dónde se compran. Nunca oí hablar de ellos.
Te mando un fuerte apapacho.
Lo cierto es que a veces nos dejamos orientar por el miedo. No sabemos si una condena de adulto va lograr que un niñ@ se mantenga en prisión y por supuesto no conocemos lo que eso implica para quien fue condenado, tenemos miedo y el miedo igual que la furia no son buenos consejeros. Lo verdaderamente difícil es que en muchos lugares no se puede analizar cada caso, por tiempo, dinero y mil excusas y cada caso es diferente. Y tod@s merecemos una segunda oportunidad, más si el medio nos la ha negado.
Un abrazo.
Nancy: se te extrañaba, un abrazote, los chocolates Carlos V los venden en la terminal "traidos de mexico".
Guichita: cada caso es tan único que preferimos generalizarlos para no ver lo que nosotros hicimos al respecto, que bueno verte por aquí
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