Casi como si estuviera releyendo "el problema del indio", la famosa y abucheada tesis de M. A. Asturias, alguien, en un grupo de intelectuales plantea la necesidad de plantearse una visión específica en cuanto al "problema de la comadrona".
Es increíble, que mientras en casi todo el mundo, las mujeres cada vez acuden más a comadronas en la búsqueda de una atención digna, decente y no hiper-medicalizada del parto, y en el intento de poder ser protagonistas de su derecho a dar vida y no, como han sido siempre, simples espectadoras del ballet médico-quirúrgico que se arma a su alrededor, en nuestro país se plantee la existencia de las comadronas como un "problema", algo a lo que hay que darle solución.
Ya hemos hecho de todo con las comadronas: se les ha culpado de la mortalidad materna, se les ha intentado cambiar la práctica para hacerla "adecuada", se les ha prohibido el ejercicio de su profesión, se les ha perseguido, se ha tratado de "asimilarlas" y se les ha considerado un problema molesto.
Muchos profesionales, en una posición medicocentrista y etno-centrista no reconocen que la historia de la medicina en Guatemala, a pesar de tener 300 años, estuvo más de 2 siglos orientada al tratamiento de los que podían pagarla, era una medicina elitista para los criollos y algunos mestizos adinerados,aunque se dice que los indígenas se negaban a ser atendido junto con los criollos, en realidad, la cobertura no alcanzaba para llegar a todos los indígenas que, afortunadamente, contaban con su propia medicina y sus propios sistemas de salud.
Mas aún, en el tema de la atención de partos, la mayoría de las mujeres criollas y mestizas se negaban a asistir al hospital y ya bien entrado el siglo XX, en los 70's, mi padre logró prestigio por atender partos domiciliares en lugar de institucionalizar a la mujer que no quería que la vieran en "esa situación".
Para las mujeres indígenas no existían servicios de salud con concepción occidental ,y no fue sino hasta los años 30's y 40's del siglo XX que se generó un proceso que en inicio se llamó "sanidad pública", pero que se refería mayormente al control de plagas, sanitización (que incluyó aplicaciones de DDT para el control de piojos y pulgas) y no generó salud para la población.
Fue la primavera democrática, la que en 1944 creó el Ministerio de Salud, que además, incluyó la Asistencia Social y se apoderó de los hospitales que existían y que estaban en manos de órdenes religiosas hospitalarias cuya cobertura, además, era escasa y comenzó la construcción de "centros de salud" clínicas de barrio y otros, inspirados en el estado de bienestar que se afianzaba en Europa.
Las fincas y los latifundios no tenían servicios de salud, recién en los años 80, tanto los azucareros como los cafetaleros entendieron que debían invertir en el recurso humano para que pudiera trabajar, dando origen a sendos servicios de asistencia sanitaria (Fundazucar y Agrosalud, que luego daría origen a Funcafé) originados antes en las clínicas de personal de los ingenios y algunas fincas cafetaleras con dueños que tenían conciencia social.
La mujer indígena y la mestiza pobre, se contentaban con la asistencia domiciliar de la comadrona, generalmente una anciana que había comenzado a atender partos a una edad temprana (12 años) y que era reconocida en su contexto. La comadrona, al igual que el médico familiar, ejerce otros papeles en el cuidado de la familia y no únicamente trae niños al mundo.
La primera piedra contra las comadronas la lanzó un ex- ministro de salud al cerrar y prohibir la escuela de comadronas, la segunda la imposición que en el inicio de extensión de cobertura se realizó acerca de ser "alfabeta" para poder ejercer y la tercera, cuando se les consideró "personal no calificado" en un informe de salud reproductiva.
Considerarlas un problema no es extraño, es la misma tendencia que consideraba un problema la existencia de los indios y que proponía su eliminación, asimilación e hibridación para "parar el mal" que propagaban.
así que no hemos avanzado, por el contrario, el indio (en este caso la india) sigue siendo un problema con el que hay que lidiar, nada de dialogo ni respeto o comprensión.
ZOMBIES
Hace 14 años
4 comentarios:
Interesante tema.
Mi mamá dió a luz 7 veces y en 6 de ellas fue atendida por comadrona (la última fue en el IGSS). En varias oportunidades hablamos con mi ella sobre este hecho de coartar la libertad, tanto para las comadronas en el ejercicio de su oficio, como en el de las mujeres al elegir quien las atienda a la hora del parto.
Antes yo pensaba que la tasa alta de mortalidad materno infantil era responsabilidad de las comadronas, pero al contrario de lo que yo pensaba, son ellas muchas veces, más eficientes que algunos médicos (también he visto de cerca la negligencia médica).
En un país como el nuestro, donde la mayoría de la población no cuenta con acceso a una atención "personalizada" en materia de salud (y otras áreas tampoco) es necesario favorecer este tipo de servicios sin menguar los elementos salubres.
Un placer leerla.
Saludos
hey
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Hola Paty!
Fijate que en México, en algunas regiones se está dando capacitación para las comadronas, para que sepan dar los mejores servicios en algunas partes donde los servicios de salud aun no llegan, en las zonas mas marginadas y donde es mas necesario.
Ojala se siga apoyando estos programas porque realmente son necesarios aun para mucha población.
Beso!
Hola Silvia: En realidad a veces los médicos temen que las comadronas sepan más que ellos.
Hola D. ellas de cualquier manera están allí, siempre.
un abrazo
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