Acabo de leer a la Ale, y tengo que reconocer que soy una contradicción, tal vez son los años, pero me he pasado tanto tiempo contra la corriente que, de vez en cuando, regreso a "el deber ser".
Hace menos de un mes, mi querido Moscardón, mientras se comía un plato de hilachas preparadas por mi, decía algo como "es algo histórico, probar una comida hecha por una feminista".
El asunto es que, cuando deja de ser "obligación", cocinar se convierte en un delicioso gusto.
Por alguna razón, tenía ganas de caldo, iba a comprar la verdura y carne de res cuando mi pareja me dijo "yo tengo ganas de caldo de chunto (el famoso Kak ik) que hacen en mi tierra.
Tenemos el Sa' mat (especie de cilantro silvestre) que le da el sabor al caldo y otras yerbas en el jardín, gracias a la paciencia de mi pareja que es el responsable de esa parte de la casa.
Así que compré medio pollo (somos solo 3) y lo puse a cocer, agregué todos los menjurjes y hierbas, pero se me hizo que el Kak ik no se come con tortilla, así que compré harina de maíz y con un poco de margarina y la ayuda de unas tuzas, terminé haciendo un plato tradicional, con TAMALITOS.
Mi hijo se les quedó viendo y me dijo "¿donde los compraste?", porque no puede creer que su madre sea capaz de tantas bellezas culinarias, para él, quien cocina de verdad rico es su papá.
Ya por la tarde retomamos una manualidad que él quería hacer: Mostacillas, (el hizo los aretes, yo las pulseras) así que la pasé como una "mami" tradicional.
Creo que lo disfruté, en parte porque no es algo por obligación, además, porque no usé todos los elementos tradicionales, el pollo se coció parcialmente en la olla express y los tamalitos se hicieron con masa de harina (nada de moler). Además porque me gusta el sabor de un delicioso caldo, cuando no se trata de algo " a la fuerza", solo por el gusto de comer algo rico.
ZOMBIES
Hace 14 años
2 comentarios:
¡Ciertisimo! Yo antes gustaba de cocinar por que no lo tenía que hacer. Pero cuando vivi en EEUU no me quedaba de otra, y lo detestaba tanto que mi esposo tomó las riendas de la cocina, con mucho mejor resultado. Ahora que ya no lo tengo que hacer, me gusta otra vez. ¡Que cosas! ¿No?
exacto, y el Kak Ik es toda una ceremonia para hacerlo, me salió bastante bueno, para ser principiante.
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